viernes, 30 de julio de 2010

Es grande mi tristeza.

Le platicaba al señor Carlos [El abogado católico] que recordé que existió una novela que se llamaba la Usurpadora cuando yo era una preadolescente de menos de 9 años. Sé que tenía menos de esos años porque a los nueve ya vivía en otra ciudad.

Con la Usurpadora eran tiempos de lentes para ver en 3D los programas cortos especiales de Discovery Kids. Una hermana de mi papá nos compraba los lentes [y estoy segura de que mi tía le daba los chidos a su hija pues yo nunca vi como si los animales se salieran de la pantalla del televisor, ni nada similar]. Y también eran tiempos de ver El espacio de Tatiana, no me gustaba, pero a Miriam sí [La prima a la que le daban los lentes chidos, ella seguro sí veía en 3D]... y bueno, tenía que escribir esto porque jamás le perdonaré a Tatiana haber roto mi imagen de Pimpón. ¡¿A quién se le ocurre poner al guapo muñeco de cartón, que se lava la carita con agua y con jabón, de esta estúpida forma cuando, obviamente, todos los niños lo imaginaban como yo... igualito al osito Bimbo?!

jueves, 29 de julio de 2010

"La memoria del futuro es válida, pero me ha fastidiado, y estoy cambiando los finales de todos mis cuentos y novelas inéditos para modificar mi porvenir."


-Elena Garro.

miércoles, 21 de julio de 2010

El teatro mágico de Usdii.

Uno pensaría que tiene la capacidad, al menos medianamente desarrollada, para distinguir cosas, para darse cuenta de cosas que creemos ocultas detrás de sonrisas, de letras, de actos, de gestos. Pero de imaginar a tomar como verdadero lo que imaginamos que podría ser es causa de muchos malentendidos. Por ejemplo, adjudicarse dedicatorias inexistentes de un texto cualquiera es un error gravísimo, ¡se han quemado pueblos a causa de eso!, bueno, muy probablemente no, o quién sabe, se queman pueblos por cualquier cosa.

Yo lo digo porque vi mi blog con todo y su nombre. Muchos podrían pensar: Pues le ha de gustar ir al teatro. Pues le ha de gustar él, el teatro. Pues le ha de gustar hacerla de teatro. Ha de ser un teatro. Igual y es un individuo que vive de hacer trucos de magia. Ha de ser un individuo mágico. Ha de ser un payaso. Un sujeto que mágicamente se hizo teatro. Qué magnífico libro. Es mi libro favorito. Qué pésimo libro. Hay muchos blogs con ese mismo título, qué ordinario.

Y bueno, la verdad es que no me gustó mucho ese libro. ¿Entonces por qué poner algo del libro como título del blog? Mi respuesta: Pues quién sabe, nomás porque sí. Mis mejores chistes, al igual que mis comentarios más ingeniosos, no nacen siempre cuando uno los necesita.

¿A qué nos lleva esto? A que no juren que ese estado en FB es para ustedes; a que no sonrían porque piensen que ese tuit iba para ustedes, a que no se ilusionen solitos creyéndose fuente de inspiración para esa frase para mostrar en msn, a que ni siquiera fantaseen con que les pidió un lápiz de manera diferente a la que usualmente lanza solicitudes de ese tipo porque lo más probable es que no sea así. Además, para qué quieren a alguien que les lanza indirectas. Emociónense cuando la persona les diga "Oye, me gustas", o cosas similares, entonces podrán así darse la vuelta, sonreír y marcharse pensando "Ja! lo sabía."

lunes, 19 de julio de 2010

5-5 IL

Aquí, al borde de esta embarcación que flota en el inmenso siempre del Mar de los opuestos, bajo la luz ominosa del cielo del fin del mundo y a mitad del baile en que te abrazo, nos sobran ya las cerezas, nos sobran ya las palabras que siempre sobraron y siempre hicieron falta, en el más definitivo de todos los instantes me cae del rostro una gota transparente de infinita dicha escéptica... y es que no acabo de creerte, sólo espero no haber pasado la tarde abrazando un árbol.






Israel.

jueves, 15 de julio de 2010

4-5 IL

Y mira que hoy es miércoles y no llueve, que hoy te quiero y no duele, que este sol no quema, que es como tu sonrisa y la ligereza de tu cabellera, que calienta, que entibia el alma, pero no la quema.

Y también mira que yo no creía en estas cosas, que yo no creí en ti, que jamás pensé que pudieras existir. Sí, te veía, sabía tu nombre y te saludaba, pero cómo imaginar que en esa mano que saludaba se me pudiera ir el alma.

Ahora cualquiera que me escucha me asegura que estoy perdido, que me han perdido, que me he perdido por ti. Al principio me incomodaba encontrarme así tan vulnerable, pero ahora lo único que me incomoda es la ausencia de ti.

Vamos, ahora puedes soltarme la mejor de tus bofetadas, a ver si así dejo de escribir esta clase de cosas o, peor para el sol que siento dentro, despierto del sueño en el que quizás, y más probablemente, esté.

Y, por último, mira cómo se hace real algo que ni siquiera te atrevías a desear.