miércoles, 28 de abril de 2010

El déspota José.


Hoy iba a poner aquí la historia de José, que sin duda colocaré también, pero mi atención ha sido desviada de la historia de José a viejos recuerdos. Momentos que, de no haber sido por lo que escuché hoy, no habría recordado.

Hoy me dijeron déspota. Y no fue malo, de hecho, entendí que no era eso lo que querían decirme [hasta entendí qué era lo que querían decirme], lo bonito del caso es que recordé la primera vez que me dijeron déspota. Era una persona llamada Yahaira, y me lo dijo como opinión sobre mí ante el salón de primer año de secundaria. La verdad es que no recuerdo el contexto. Imagino las partes de mi cara acopladas en un gesto de "¿eh?", después le pregunté al maestro Juan que si yo era eso, dijo que no, que seguramente ella ni si quiera sabía lo que significaba esa palabra.

Como ya van dos veces que me dicen que soy algo que no soy, o mejor dicho, que quieren definir alguna característica mia con la palabra incorrecta pensando que es la correcta, ahí les va la definición de déspota:
  1. Soberano que gobierna sin respetar ley alguna:
    -el pueblo se rebelará contra el déspota.
  2. Persona que abusa de su poder o autoridad:
    -el jefe es un verdadero déspota.
Ojalá algún día me digan déspota, cuando haya conquistado el mundo.

Finuno.

Ahora, regresando a José.

Escuché una vocecita. Era José.
Ha de tener como nueve años. Los pasillos saben que no tiene la madre más cariñosa del mundo, pero quién la tiene, todas resultan no ser así en algún momento. Pero, es curioso ver que cuando uno tiene las cosas menos fáciles las libra y se supera, con cada vez que se presenta un nuevo obstáculo, a sí mismo.

Iba José en pleno soliloquio subiendo las escaleras que pasan justo al lado de mi ventana y puerta. Y decía: -Bueno, ahora tendré una hermanita. Nacerá, crecerá, y se le irá pasando la vida así como ha ido pasando la mía hasta ahora. -Suspira, sigue ascendiendo hasta llegar a su casa.

Nunca llega a casa sin ver al Cristo y decir "Gracias Papá Dios por permitirnos llegar a casa". Hay días en los que llega llorando, y el consuelo a su llanto es un "¡Cállate! ¿O quieres que te de una patada en la cara?", así, la verdad, yo también me callaría. Otros días, como hoy, saltan las escaleras los garrafones asesinos de plantas mutantes asesinas del mal tirando las cosas contenedoras de plantas, yo creo que fue por eso, y no porque José lo haya tirado.
Sale la abuelita.
Mal día para tirar un garrafón, José.

[Historia completamente ficticia, al igual que los nombres y lugares.
Cualquier parecido con la realidad no es más que una curiosa coincidencia]

-Usdii.



domingo, 25 de abril de 2010

My name is Diego.

He estado pensado, no muy seriamente, en la forma en la que debería escribir mi pequeña historia, y la verdad es que no se me ha venido una idea muy buena, bueno... ninguna idea para ser sinceros, entonces pues nada mas les cuento.

Tengo dos videos de calidad mala. Uno Gang-Bang [¿Y si viviera una vez mas... me volvería a equivocar otra vez? -Sí, no te quepa duda, hasta la locura, y hasta el dolor] y el otro de La gran broma final, canción con la cuál inició [Como un mar me presenté ante ti, en parte agua y en parte sal; lo que no se puede desunir es lo que nos habrá de de separar]. Justo ahora los estaba viendo, y ha muerto mi celular. Cabe mencionar que estaba a una persona de la cosa limitante, pero muy a gusto, y justo al centro. Sólo tengo dos porque decidí que no quería poner atención en estar grabando, me concentré en verlo, escucharlo y analizarlo.

Me encantó.

Sencillamente.

Pero hubo un problema. Habrá gente lectora de libros; revistas, pancartas, carteles, trípticos y lo que sea, que podrá entenderme. Cuando uno está inmerso en la lectura y llega alguien/algo a interrumpir, y se ve forzado a posponer su lectura para tiempos mejores, uno se queda a medias y se pregunta qué pasará después. O como cuando uno está con cara de pobreprecious viendo Precious y aparece el 72 minutos de Megavideo y se quedan con cara de D: ---> ) : ----> | : pues lo mismo me pasó a mi ayer, pues tras tocar unas siete canciones se fue, y lo único que pude decir fue "no te... vayas" [En tono de "noooo, no mis botones de... gomita"].

Yo no gritaba las canciones como las chavas del video de Gang-Bang, pero las comprendo. Nunca vi a Dani, ni a Cit, que sí andaban por ahí. Y aquí pueden leer una reseñita. Por cierto que suena increíble en vivo. Y aunque mi mamá diga que es bien seco, yo lo vi más feliz que en otros videos de youtube [risas].

Pero eso no es todo, no.
Horas antes obtuve esto:
Un Tipo [gracias Tipo] nos hizo favor de pasar mi gorra a la autografiada... Aunque en uno le pusieron 'Para: Diego' [risasdos]. Y el de Nacho por esfuerzos de Chuchi y mi cara de súplica.



Fin.

Yo te quiero, y no, no he hecho,  
y sé que no haré jamás nada más real y nada más sincero.

viernes, 23 de abril de 2010

Nota personal para mi persona. [Mi persona feliz]


Yo estoy segura de que a la mayoría de los lectores que pueda llegar a tener este blog le importa poco o nada [a la mayoría nada] lo que, a continuación, les voy a compartir.

¡Voy a ver a Nacho Vegas! [Al rato, en unas horas]
Felizmente.

Y... ya :D

lunes, 12 de abril de 2010

Mi ojo derecho.


A veces dudo de la anormalidad de mi ojo anormal.

Tengo el ojo derecho, no sé si más pequeño que el izquierdo, ó el párpado más caído. Según yo, el izquierdo es el normal. El detalle es que la normalidad se utiliza en términos de mayoría, cosa, que teniendo sólo un ojo izquierdo y uno derecho, no se puede aplicar. Probablemente lo comparo con los ojos de la mayoría, aunque es algo poco demostrable también.

Tal vez el anormal es el más abierto. Qué feo es creer algo sin tener un previo pleno conocimiento de la situación. Pobre señor Ojo Derecho.

Cuántas veces hemos tachado de diferentes y/o anormales a ciertos individuos cuando, quizás, los que no encajamos somos nosotros.

Pobre señor Ojo Derecho.

-Usdii

jueves, 8 de abril de 2010

Te espero.

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas,
lo sé, sé que no vendrás.

Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
sé que ya no estás.

Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor,
pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
pues sé que no vendrás.

Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá,
yo aquí,
añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
quizás por el resto de nuestras vidas.

Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
y la luna oculta ese sol tan radiante,
me siento sólo, lo sé;
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.

Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.

Mi aire se acaba como agua en el desierto,
mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?,
te preguntarás...
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí,
porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no sólo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo sólo así?
¿Por qué no sólo...?
-Mario Benedetti.

[¿Para quién más podría ser ésto?]
A quien corresponda:
Cuando el sol de las 6:30 se empieza a ir... Dice Benedetti: Te espero. Y es cuando aún más creo que ésto ha llegado a su fin. -Usdii.