martes, 29 de diciembre de 2009

Año Feliz Nuevo.


Se lo va a agradecer el corazón.



Fausto
.

Siento revivir en mi corazón los ardientes deseos que antes me animaban por ese vago imperio, por ese mundo de los espíritus tan bello y sosegado; flota mi canto, cual arpa eólica, en sonidos misteriosos, y me causa el sereno vapor que contemplo un estremecimiento de dicha. Corren mis lágrimas; tibio y suave ambiente desvanece el aterismo de mi corazón y veo en lontananza cuanto poseo, y no tardaré en ser nuevamente dueño de todo lo que huyó de mí.

-Goethe.

viernes, 25 de diciembre de 2009

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Wërther (Fragmento)



¿Por qué no te escribo? tú me lo preguntas; ¡tú, que te cuentas entre nuestros sabios! debes adivinar que me encuentro bien y que, en una palabra, he hecho una amistad que interesa a mi corazón. Yo he... yo no sé...

Difícil me será referirte de por sí cómo he conocido a la más amable de las criaturas. Soy feliz y estoy contento; por lo tanto, seré mal historiador.

¡Un ángel! ¡bah! todos dicen lo mismo de la que aman, ¿no es verdad? y, sin embargo, yo no podré decirte cuán perfecta es y por qué es perfecta; en resumen, ha esclavizado todo mi ser.

viernes, 18 de diciembre de 2009




La Tregua.
(Montevideo - 1960)


¿Usted ve alguna salida?

Lo que es yo, por mi parte, no la veo.


Hay gente que entiende lo que está pasando, pero se limitan a lamentarlo. Falta pasión, ese es el secreto de este gran globo democrático en que nos hemos convertido. Durante varios lustros hemos sido serenos, objetivos, pero la objetividad es inofensiva, no sirve para cambiar el mundo, ni siquiera para cambiar un país de bolsillo como éste. Hace falta pasión, y pasión gritada, o pensada a los gritos, o escrita a los gritos. Hay que gritarle en el oído a la gente, ya que su aparente sordera es una especie de autodefensa, de cobarde y malsana autodefensa. Hay que lograr que se despierte en los demás la verguenza de sí mismos, que se sustituya en ellos la autodefensa por el autoasco. El día que sientas asco de tu propia pasividad, ese día te convertirás en algo útil.


-Mario Benedetti.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Yo quería pintar...







Rutinas.

A mediados de 1974 explotaban en Buenos Aires diez o doce bombas por la noche. De distinto signo, pero explotaban. Despertarse a las dos o las tres de la madrugada con varios estruendos en cadena, era casi una costumbre. Hasta los niños se hacían a esa rutina.

Un amigo porteño empezó a tomar conciencia de esa adaptación a partir de una noche en que hubo una fuerte explosión en las cercanías de su apartamento, y su hijo, de apenas cinco años, se despertó sobresaltado.

"¿Qué fue eso?", preguntó. Mi amigo lo tomó en brazos, lo acarició para tranquilizarlo, pero, conforme a sus principios educativos, le dijo la verdad: "Fue una bomba". "¡Qué suerte!", dijo el niño. "Yo creí que era un trueno".

-Mario Benedetti.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El Oxxero.


Un día cualquiera, de un frío muy cualquiera y obsoleto, el señor oxxero me vio feo; con esa mirada me mentaba mi linda madre o las mentaba al cielo. Se preguntaba por qué tenía ese trabajo, se preguntaba por qué precisamente ese día tenía que llegar alguien sonriendo; por qué precisamente ese día alguien tenía, sin querer, que sacarle una sonrisa como pago por alegrarle 2 segundos de su día. Se preguntaba por qué ese día, ya de noche, en el que se encontraba ya fastidiado de preguntar "¿de qué sabor es tu café?" y de decir "Son $34.50", justamente al decir la frase mágica preguntando por el sabor del café esa persona de suéter azul y sonrisa simple tenía que derramar su café en el mostrador...

Hablando de sonrisas, recuerdo una en especial... Era un señor, se parecía al papá de Gaby, (sólo he visto al Señor Papá de Gaby una vez en mi vida, así que tal vez encontré parecido al recuerdo por una imagen distorsionada) iba yo caminando, (ese día de septiembre que lamenté por última vez mis penas pasadas y juré procurar mi bien para siempre jamás, dejando atrás sucesos y personas provocadoras de esos sucesos en un sitio de nula importancia) iba con la mirada fija al suelo, esquivando personas que eran como bultos inanimados movidos por el humo desprendido de cigarros y escapes de camiones; me decidí a levantar la vista y el señor parecido al papá de Gaby me vio, y me sonrió... y se sintió tan sincero que no me alegró dos segundos como yo al oxxero, me alegró la vida, y en ese instante decidí ser feliz.

Tiré el café, y el monito oxxero no me dejó rellenar el vaso, lo maldije en pensamientos por haberme visto feo, y aún así seguí sonriendo y le pagué amablemente aunque en pensamientos siguiera deseándole un mal por atreverse a verme feo cuando yo sonreía.

Un día tiré el café en la cafetería "El Quirófano", todo mi americano grande se derramó sobre las tortas que recién habían salido. Richard me dijo: "no te preocupes", cuando le pregunté que cuánto le debía de las tortas y el café derramado. Me dió otro café americano grande y no me cobró las tortas porque dijo que había sido un accidente, y la verdad es que así fue.

En definitiva el café regado está y de eso no cabe duda, el vaso vacío, la pena y la sed siguen ahí, las ansias mayores porque tuvo contacto el vaso de unicel con las yemas de mis dedos, además, nunca encanta dañar tortas de gente hambrienta o kinder delice del público en general, o la propaganda de Un Kilo de Ayuda. Pero la gravedad de la fuerza de gravedad sumada a la torpeza de uno dan como resultado que el café, en efecto, caiga por todos lados, y es peor si está caliente.

Unos, como Richard te dejan rellenar el vaso y te dicen que no hay problema (y hasta sonríen), otros como el oxxero te ven feo y te cobran el café que ni probaste. El segundo tiene la justicia de su lado, pero el primero gana mucho más que los diecitantos pesos por el café derramado.

Las acciones que vamos realizando día con día, consciente o inconscientemente, tienen efectos de igual magnitud y opuestos...

Yo sólo quiero que me sonrian sinceramente, aunque me cobren el expresso...

jueves, 3 de diciembre de 2009

El Empleo - Santiago "Bou" Grasso.



Sinopsis
Un hombre realiza su trayecto habitual hacia el trabajo, inmerso en un sistema en el cual el uso de las personas como objetos es algo cotidiano.

Director
Santiago 'Bou' Grasso

Productor
Patricio Gabriel Plaza - Santiago 'Bou' Grasso

Productora
Opusbou

Guionista
Patricio Gabriel Plaza

Montaje
Santiago 'Bou' Grasso - Patricio Gabriel Plaza

Fotografía
Santiago 'Bou' Grasso - Patricio Gabriel Plaza

Música
-

Sonido
Patricio Gabriel Plaza

Dirección Artística
Santiago 'Bou' Grasso

-Átalo en corto.

http://www.ataloencorto.com/


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