miércoles, 9 de diciembre de 2009

El Oxxero.


Un día cualquiera, de un frío muy cualquiera y obsoleto, el señor oxxero me vio feo; con esa mirada me mentaba mi linda madre o las mentaba al cielo. Se preguntaba por qué tenía ese trabajo, se preguntaba por qué precisamente ese día tenía que llegar alguien sonriendo; por qué precisamente ese día alguien tenía, sin querer, que sacarle una sonrisa como pago por alegrarle 2 segundos de su día. Se preguntaba por qué ese día, ya de noche, en el que se encontraba ya fastidiado de preguntar "¿de qué sabor es tu café?" y de decir "Son $34.50", justamente al decir la frase mágica preguntando por el sabor del café esa persona de suéter azul y sonrisa simple tenía que derramar su café en el mostrador...

Hablando de sonrisas, recuerdo una en especial... Era un señor, se parecía al papá de Gaby, (sólo he visto al Señor Papá de Gaby una vez en mi vida, así que tal vez encontré parecido al recuerdo por una imagen distorsionada) iba yo caminando, (ese día de septiembre que lamenté por última vez mis penas pasadas y juré procurar mi bien para siempre jamás, dejando atrás sucesos y personas provocadoras de esos sucesos en un sitio de nula importancia) iba con la mirada fija al suelo, esquivando personas que eran como bultos inanimados movidos por el humo desprendido de cigarros y escapes de camiones; me decidí a levantar la vista y el señor parecido al papá de Gaby me vio, y me sonrió... y se sintió tan sincero que no me alegró dos segundos como yo al oxxero, me alegró la vida, y en ese instante decidí ser feliz.

Tiré el café, y el monito oxxero no me dejó rellenar el vaso, lo maldije en pensamientos por haberme visto feo, y aún así seguí sonriendo y le pagué amablemente aunque en pensamientos siguiera deseándole un mal por atreverse a verme feo cuando yo sonreía.

Un día tiré el café en la cafetería "El Quirófano", todo mi americano grande se derramó sobre las tortas que recién habían salido. Richard me dijo: "no te preocupes", cuando le pregunté que cuánto le debía de las tortas y el café derramado. Me dió otro café americano grande y no me cobró las tortas porque dijo que había sido un accidente, y la verdad es que así fue.

En definitiva el café regado está y de eso no cabe duda, el vaso vacío, la pena y la sed siguen ahí, las ansias mayores porque tuvo contacto el vaso de unicel con las yemas de mis dedos, además, nunca encanta dañar tortas de gente hambrienta o kinder delice del público en general, o la propaganda de Un Kilo de Ayuda. Pero la gravedad de la fuerza de gravedad sumada a la torpeza de uno dan como resultado que el café, en efecto, caiga por todos lados, y es peor si está caliente.

Unos, como Richard te dejan rellenar el vaso y te dicen que no hay problema (y hasta sonríen), otros como el oxxero te ven feo y te cobran el café que ni probaste. El segundo tiene la justicia de su lado, pero el primero gana mucho más que los diecitantos pesos por el café derramado.

Las acciones que vamos realizando día con día, consciente o inconscientemente, tienen efectos de igual magnitud y opuestos...

Yo sólo quiero que me sonrian sinceramente, aunque me cobren el expresso...

4 comentarios:

  1. no a cualquiera... no a cualquiera. reí tanto y despues senti feo por tu sed y tu dinero tirado. oie te debo lo de la pizza

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  2. Luego me invitas unos rancheritos (:

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  3. La coca con rancheritos es el desayuno de campeones ;)

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  4. Mugres oxxeros, que mala onda, te hubiera dado, ya si no el refill, una sonrisa, no no no. caray con los oxxeros. Me encanta como escribes!!!!
    y te mando una sonrisa sincera y feliz :)

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