jueves, 24 de septiembre de 2009

Para mis septiembres y los de los demás.


[...]
cuidado que me estoy despertando
yo compatriota de ocho años
comienzo a joderme desde infante
a consolarme como si vivir mereciera consuelo

sé que estoy lleno de parientes
de primos segundos
padres equidistantes
grandes trinchantes y roperos
y cómodas sillas con abuelos
monopatines
hermanita
etcétera

tengo en la mano un naipesueño
no está mal pero sobre todo no está bien
debo acostumbrarme de una vez por todas al vacío
y asimismo a la desbordante plenitud

cuidado mundo gente cosas cuidadito
que me estoy despertando
los hermosos tucanes se balancean aún
pero en su inminente desequilibrio
ya no me miran con su ojo lateral y admonitorio

yo compatriota de ocho años
traigo una serie completa de intenciones
que incluye las celestiales y las aviesas
un estuche de intenciones
que todavía no he abierto
porque entiéndanme apenas tengo ocho años
y eso significa caramelos de mentabochones
de colores en maraña
gaudeamus varios de dulce de leche
y maestras de guardapolvo blanco
de las que estoy condenado a enamorarme
nada más que para no defraudar a freud
un baúl de propósitos que aún desconozco
pero que están seguramente en mí
como la pupila el bazo la vejiga

justamente me estoy despertando
y tengo tantas ganas de orinar
como en cualquier día que no sea mi cumpleaños

hola digo con la voz de ayer
corregida por el moho de hoy
que los cumplas muy feliz dice mamá flamenco
poniendo en la sonrisa toda su elegancia
queno es mucha
por qué será que el cariño se rodea de fluoresencias
sin embargo hay que admitir que estos besos me hacen justicia
tiernos y discontinuos besos con gusto a tanjarina
en cierto modo me siento como un precoz profesional de la dicha
aprovechate osvaldo
que el rencor se acerca como un oleaje
la tristeza como una nube de mejillas negras
la hipocresía como una campana venenosa
la soledad como la soledad
y basta.




Feliz cumpleaños.



-Mario Benedetti.

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