Me preguntaste muchas veces ¿por qué nunca he sabido lo que quiero?
Salgo por las noches, a veces tomo mucho y otras veces nada, pero sí duermo mucho menos de las ocho horas que indica el promedio. Hace unos meses salí a cenar con algunos amigos, el menú ofrecía mas de 6 páginas de opciones y, como a todos, la decisión me costó mucho trabajo. Al final decidí escuchar con detenimiento las elecciones de los demás y repetí alguna de ellas.
Hace unos días buscaba un libro ahora fuera de edición, en las librerías de usado de la ciudad, encontré muchos libros interesantes pero no aquel que yo buscaba, al final llevé todos esos.
La última vez que nos vimos, tú huías de mí y yo te perseguía como en un juego, para eso siempre son necesarios dos participantes y muchas veces yo he querido cambiar de papel.
Hoy he estado pensando mucho en las preguntas que me hacías y creo que una lista de respuestas honestas podría convencerte de que sé exactamente lo que quiero:
Me gusta el helado, en la mayoría de los casos pido uno de chocolate; prefiero definitivamente un expreso, dos cucharadas de azúcar; pasillo en lugar de ventanilla; naranjada y no limonada, agua mineral; los toros y el cine; tomar la foto, no salir en ella; México y Cuba, auque lo de Cuba es toda tu culpa; me gusta la ciudad, caminarla, sufrirla, beberla y atragantarme; el whisky, la cerveza también pero algo menos; el jugo de tomate y mejor revuelto con naranja; las plumas, los relojes y los anteojos, aunque sabes que ese gusto me lo heredó mi padre. Me gustan muchas cosas y sé que las quiero con una sola mirada, con un parpadeo.
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