jueves, 20 de octubre de 2011

Merezco el Nobel.

Merezco el Nobel delnoséqué. Acabo de descubrir que cuando uno se siente hastiado porque su Alguien no le retribuye sentimental, intelectual o creativamente, no es que sea así. Sino que, el mundo te vomitó hastiado, caminas hastiado por la vida. Si miras en tu saco verás una manchita de hastío; caminas por la escuela y piensas qué aburrido, qué monótono, qué gris, qué hastío. Luego vuelves a casa y te alimentas, tomas la siesta, despiertas, pones música y te pones a estudiar pero no puedes avanzar de la segunda página porque resulta que está repleta de hastío, ¡repleta! atascada hasta el último punto y coma. Y un día de la nada sales y respiras el humo negro de los camiones y notas que se formó una mancuspia de humo y te da risa, tomas tus dedos de pincel y vas tocando las paredes y resulta que todo es colorido, tratas de conquistar el mundo con sólo mirarlo atentamente porque te han dicho que si dejas de hacerlo se desmoronará el mundo que te queda por conquistar. Y te das cuenta de que mereces el Nobel por notar que no es culpa de nadie más que no saques a lavar tu piel al sol de la vida cuando estás manchada de hastío.

El Nobel de la obviedad que no queremos ver.

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